Oriana Marzoli durant una gala de Superviventes

Oriana no levanta cabeza: la atacan en plena calle

Una agresión sin justificación alguna

Oriana Marzoli en una gala de 'Supervivientes'
Oriana Marzoli | Telecinco

Muy enfadada y esta vez con toda la razón. Hasta hoy la habíamos visto sacar su genio en los platós  de televisión. Y muy exaltada el otro día durante una de las concentraciones convocadas por  Vox  en contra del gobierno.

Ahora Oriana Marzoli  tiene un buen motivo para estar muy cabreada. Ha sido víctima de un intolerable acto de vandalismo.

Su coche paga el pato

Parecía un día tranquilo para la colaboradora televisiva. Una jornada soleada en una terraza  disfrutando junto a un grupo de buenos amigos. Oriana se había desplazado hasta el bar en coche.

El rictus se le torció cuando decidió volver al vehículo. Unos vándalos callejeros le habían destrozado la luna del copiloto  de una pedrada.

Quiso la casualidad que en ese momento pasase por allí un equipo de prensa que recogió en caliente las declaraciones de la joven: «Llevo dos horas ahí con una amiga porque es su cumpleaños y habéis llegado justo en el momento en el que estoy llorando porque me han partido esto.» 

El coche no era suyo

A pesar del disgusto y del tremendo sofocón Oriana ha tenido  fuerzas de sobra para arremeter contra el o los gamberros  responsables del apedreamiento del cristal de su coche.

Lo primero que ha querido dejar bien claro es que el coche no es suyo. Es un vehículo de sustitución. Oriana encuentra cierto alivio en que la o las personas que han querido fastidiarla no lo han conseguido.

Aún con todo la colaboradora de Mediaset se ha mostrado delante de las cámaras con un cabreo de mil demonios.por la forma en la que se había desarrollado todo. 

Y es que la italiana despierta tantas pasiones por su belleza entre sus seguidores como odios por su carácter entre sus detractores.

Que sepamos los vándalos no habían sustraído nada del interior del vehículo. No se trata de un robo sino de un acto de pura maldad y de destrucción por el placer de la destrucción.

Nos queda una duda: ¿Sabían los autores quién conducía el coche y fue un acto motivado por antipatía personal ? ¿O fue un alto vandálico sin más que le tocó a Marzoli como le podía haber tocado a cualquiera?

Probablemente nunca lo sabremos.