Laura Luelmo y Bernardo Montoya

Laura Luelmo, la profesora asesinada a golpes: un paso más para que se haga justicia

La justicia ha decretado el inicio del juicio oral contra el único acusado, que será juzgado con un jurado popular

Laura Luelmo, profesora zamorana de 26 años, fue violada y asesinada a golpes en El Campillo (Huelva), en diciembre de 2018. La Audiencia Provincial ha iniciado los trámites para la vista oral contra el único acusado. Bernardo Montoya será juzgado por un jurado popular. 

Aún queda que determinar la fecha del juicio por el crimen de la profesora Laura Luelmo. Pero la Audiencia Provincial ya ha recibido el procedimiento del Juzgado de Instrucción. Este decreta la apertura de juicio oral contra el acusado, al entender que hay indicios suficientes.

Se atribuye al acusado los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato, y se deriva el caso a la Audiencia Provincial. Ahora será esta quien ponga fecha al juicio. Es un primer paso para dictar sentencia en un caso que conmocionó a la opinión pública española.

La juez ha tomado esta decisión tras recibir las conclusiones preliminares de la Fiscalía, la acusación particular y la acusación popular. A la espera de que arranque el juicio, el acusado sigue en prisión provisional, comunicada y sin fianza. 

El crimen de Laura Luelmo: diciembre de 2018

Los protagonistas de esta historia son Laura Luelmo y Bernardo Montoya. Laura tenía 26 años y acababa de conseguir una plaza como profesora de dibujo. Con toda la ilusión del mundo se trasladó desde Zamora hasta El Campillo, una pequeña localidad de Huelva donde encontró la muerte.

Allí vivía Bernardo Montoya, un peligroso sujeto de 50 años que había pasado 17 en la cárcel por asesinar a puñaladas a una anciana. Pero su historial delictivo no acababa aquí. En 2008 asaltó a una joven de 27 años que paseaba por un parque, y en 2015 fue condenado por dos robos violentos a mujeres.

Las vidas de Laura y Bernardo se cruzaron de forma trágica el 12 de diciembre de 2018. Ese día, la joven recién llegada a El Campillo salió de su casa para ir al supermercado y pasó por delante de la casa de su asesino. En ese momento se le perdió el rastro, y apareció muerta cinco días después.

Justo antes de desparecer, Laura había enviado un WhatsApp a su novio porque un hombre la miraba de forma inquietante. Los investigadores pusieron el foco inmediatamente sobre Bernardo, el vecino de enfrente. Fue detenido al día siguiente, y empezaron a acumular pruebas e indicios contra él.

Agresión sexual y más de 40 golpes

Los investigadores tenían claro que Bernardo Montoya era el asesino de Laura Luelmo. Pero había muchas incógnitas planeando sobre este caso. Lo prioritario era esclarecer cómo el asesino había matado a su víctima y si había existido agresión sexual.

La profesora había estado cinco días desaparecida, así que lo primero que intentaron establecer fue qué día murió. Los resultados de la autopsia determinaron que fue asesinada el primer día de su secuestro. Las condiciones meteorológicas había mantenido el cadáver frío y en buen estado.

El cadáver de Laura apareció a 10 kilómetros del pueblo, en una zona de jaras de difícil acceso. Estaba desnudo de cintura para abajo, y con evidentes signos de violencia. La autopsia determinó que en su cuerpo había más de 40 golpes, uno de ellos mortal en la cabeza.

La investigación desveló que Laura fue secuestrada, violada y asesinada el mismo día. Y que luego su asesino la escondió en el lugar donde fue encontrada cinco días después. Bernardo Montoya confesó el asesinato, pero ofreció varias versiones para librarse de la pena más alta.

"Nuestra hipótesis es que retuvo a Laura en su casa, y luego la trasladó en el maletero hasta el lugar donde la encontramos. La golpeó en el suelo dentro de su casa, pero la agresión sexual fue en el campo. Ella estaba inconscuente, y no tuvo sufrimiento", relató el mando de la Guardia Civil.

Silencio en el entorno de la víctima

El asesino de Laura Luelmo se enfrenta a una alta condena, aunque el tribunal aún tiene que fijar los cargos. Si le imputan un homicidio con ensañamiento, podría permanecer entre rejas entre 15 y 25 años. Algo que parece no importar demasiado al acusado, que ya ha amenazado a la juez en varias ocasiones.

Por lo que respecta al entorno de la profesora asesinada, se han limitado a pedir respeto a su intimidad. El silencio y la discreción ha marcado desde el principio su forma de afrontar el proceso. En su momento pidieron al Estado una petición pública de perdón por no haber garantizado el derecho a la vida de su hija.

La familia pedirá para Montoya la prisión permanente revisable. Mientras, en El Campillo y en Nerva acogen la noticia con la esperanza de que por fin se haga justicia. Allí se ha vivido con especial dolor este caso. Recuerdan con lágrimas en los ojos a la risueña profesora de dibujo que fue brutalmente asesinada.