Agresor del metro de Madrid

Juan Camilo, el camarero que ha dejado ciego a un enfermero en el metro de Madrid

Es un colombiano de 19 años con una vida precaria y un amplio historial delictivo, acostumbrado a huir de la policía

Juan Camilo Londoño Cardona es el sujeto que agredió brutalmente a un enfermero en el metro de Madrid. Tiene 19 años, es colombiano y cuenta con un largo historial delictivo. La policía le detuvo y ha hecho sus primeras declaraciones: “No me gustó el tono”.

Hasta ahora solo se le conocía por las imágenes grabadas con un móvil. Se le veía de lejos, vestido de negro y con una gorra rosa. En la grabación, que ha corrido por redes sociales como la pólvora, se ve como le suelta un golpe brutal a la víctima y huye.

El enfermero le había recriminado que no llevara la mascarilla en el transporte público, y ha perdido la visión de un ojo como resultado de la agresión. “No me gustó el tono con el que me lo dijo” ha declarado Juan Camilo ante la policía, con nada de arrepentimiento.

El joven cuenta con antecedentes por hurtos, robos y daños contra el patrimonio. Tras la agresión, emprendió una huida hasta que fue detenido en el barrio de San Andrés. Allí reina el miedo: “Aquí vive gente muy peligrosa, hay discotecas y muchas noches acaban a puñaladas”.

Pero el protagonista de la agresión en el metro no era muy conocido en el barrio. No solía relacionarse con los vecinos, y en los establecimientos del lugar dicen no saber quién es. Solo se han enterado por el movimiento de estos últimos días: “mucha policía y muchas cámaras”.

En el barrio se ha instalado la desconfianza y el miedo, y nadie quiere hablar del tema. Los pocos que sueltan algo aseguran que Juan Camilo no tenía papeles y vivía con otros inmigrantes. También le relacionan con bandas latinas, y con algún altercado por el ruido.

Precariedad y trabajos temporales

Juan Camilo nació en Armenia (Colombia) y llegó a España siendo menor de edad. Sin tener los papeles en regla, ha trabajado esporádicamente en algunos bares del centro de Madrid. El último, un establecimiento hostelero próximo a la estación de Atocha.

Pero su vida en España ha estado marcada por la precariedad y ningún trabajo le ha durado mucho tiempo. Llevaba una vida improvisada, de un lado a otro. La necesidad le había llevado a delinquir, y tenía causas pendientes en los juzgados de Alicante y Mallorca.

Antes de llegar a Madrid vivió en otras ciudades de la Comunidad Valenciana y Baleares. También estuvo en Barcelona, donde se le buscaba por varios delitos menores. Es de estatura pequeña pero peligroso, muy violento y siempre bien armado.

La agresión del metro de Madrid

El pasado jueves 15 de julio cometió la peor de sus fechorías, en la línea 1 del metro de Madrid. Fue en Alto Arenal (Vallecas) donde tumbó a un pasajero de un solo puñetazo. Con la víctima en el suelo, salió del metro al grito de “gilipollas, ojalá te mueras”.

El enfermero fue atendido por el Samur-Protección Civil y trasladado al Hospital 12 de Octubre. Allí es donde precisamente trabaja la víctima. El golpe le había dañado mucho, y aunque consiguieron recolocar el globo ocular, perdió la visión.

Desde entonces, la policía buscó al responsable de la agresión y lograron encontrarle gracias a una delación. Un hombre que había visto las imágenes acudió a los juzgados asegurando conocer al agresor. Le identificó y ofreció información para ayudar a su detención.

Cuando Juan Camilo fue detenido, el pasado lunes, estaba recogiendo sus cosas para huir lejos de Madrid. Junto a él encontraron un puño americano, con el que creen que perpetró la violenta agresión. Esta vez, su intento de huida no dio sus frutos y el delincuente cayó.

Tenía un plan para huir

Tras la agresión pasó la noche fuera de casa, ocultado por unos amigos. Al ver la noticia y las imágenes en las redes, se asustó y elaboró un plan de huida. Se tiñó el pelo de rojo, escondió los pendientes de sus orejas y contactó con amigos para que le ayudaran a huir.

Fue sorprendido por los agentes de la Brigada Móvil de la Policía Nacional, mientras intentaba escapar. Con la rapidez de su detención, solo tuvo tiempo de coger su distintiva gorra rosa. La que quedará para siempre asociada a la brutalidad del acto que cometió.

Juan Camilo, acostumbrado a delinquir y a huir de la policía, está ahora detenido y acusado de un delito de lesiones graves. Tendrá que responder ante la justicia por este y otros delitos. De momento solo ha mostrado poco arrepentimiento y mucho que contar.