Madeleine McCann.

Macabro hallazgo en el caso de Madeleine McCan: Un zulo y unas muñecas

Madeleine McCan podría haber estado encerrada mientras Christian Brueckner abusaba de ella

Madeleine McCan y su misteriosa desaparición paralizó el mundo, pues nadie entendía lo que había podido pasar con la pequeña. Las autoridades siguen investigando el suceso y cada vez descubren pesquisas más escabrosas.  

Madeleine McCan desapareció en Portugal en 2007 y todo el mundo señaló al mismo culpable: Christian Brueckner. La Policía alemana ha encontrado una mazmorra de tres metros de profundidad en su anterior domicilio y sospecha que la niña pudo estar encerrada allí.  

Los resultados de las nuevas investigaciones son aterradores, pues sospechan que el supuesto secuestrador cometió unas fechorías terribles. Cabe la posibilidad de que hubiera abusado de ella, motivo por el que decidió encerrarla en el escondite.  

Los investigadores han encontrado una habitación secreta plagada de pistas que hacen pensar que Madeleine pudo estar allí. La sala se encuentra bastante deteriorada, pero hay muchos objetos que delatan al posible agresor.  

La Policía ha encontrado unas muñecas de madera y una lámpara, objetos que podrían haber hecho el encierro de McCan más llevadero. A la mazmorra se accedía por una trampilla por la que sospechan que el secuestrador pasaba para satisfacer sus deseos.  

Madeleine McCan y su posible encierro en casa de Christian Brueckner 

Los nuevos hallazgos hacen aún más sospechoso a Christian Brueckner, quien ha estado en el punto de mira de la justicia desde el primer momento. En la mazmorra de su domicilio han encontrado unas lámparas con forma de hada, por lo que parece evidente que allí ha habitado un menor.  

Madeleine McCan revolucionó el mundo y miles de personas que se pusieron en contacto con las autoridades para contribuir en la investigación. Después de tantos años, empiezan a florecer las primeras evidencias que dan respuesta al misterio.  

La habitación secreta estaba situada en una casa que perteneció a Brueckner y todo hace pensar que allí abusaba de varios menores. No obstante, el proceso todavía no ha concluido y hasta que el juez dicte sentencia es necesario mantener la presunción de inocencia.  

El comisario portugués Gonçalo Amaral no está de acuerdo con la teoría de las autoridades alemanas. Este experto estuvo al cargo de la investigación durante los primeros años y no dudó en señalar a dos culpables: los padres de Madeleine.  

Gonçalo Amaral perdió el mando del caso por dicho atrevimiento, aunque parece que sigue manteniendo su planteamiento. Sin embargo, cada vez es más evidente que Christian tiene algo que ver con la desaparición de la pequeña.  

La obsesión de Kate y Gerry McCann, padres de la desaparecida

Gonçalo Amaral maneja mucha información sobre el tema, así que colabora en varias tertulias televisivas en Portugal. La investigación está plagada de giros y todavía hay mucha gente que piensa que los padres de Madeleine no contaron toda la verdad.  

También es cierto que los testigos que participaron en el caso no ayudaron demasiado, pues dieron pistas bastante dispares. Supuestamente, alguien vio a la niña en un supermercado cercano a la zona en la que desapareció, pero no pudo demostrar nada.  

“Fue hace tres o cuatro años y era ella, lo sé. Vi detrás de mí, en la cola para pagar, a una adolescente hablando en alemán con otra”, empieza diciendo la citada fuente.  

“Me volví, miré y reconocí a la niña por la mancha que presentaba en un ojo. Me había fijado en ese detalle cuando veía las noticias sobre el caso en las televisiones”, concluyó. 

La desaparición lleva en el aire 14 años y nadie ha aportado nada determinante, aunque el círculo se estrecha cada vez más. Las autoridades están convencidas de que Christian Brueckner es el responsable y no pararán hasta demostrarlo. 

Mientras tanto, Kate y Gerry McCann, padres de la niña, se esfuerzan por mantener la privacidad de sus otros hijos, los mellizos Sean y Amélie. Ellos solo tenían dos años cuando su hermana desapareció sin dejar rastro.