Manolo garcía Nájera

Adiós a Manolo, el mítico hostelero de 'El Soldado de Tudelilla'

Durante tres décadas, su local fue uno de los más emblemáticos de la zona de vinos y pinchos de Logroño

Manolo García Nájera vivió el 12 de octubre de 2018 el día más emocionante de su vida. Se jubilaba después de 55 años al mando de ‘El Soldado de Tudelilla’, un popular local de la calle Laurel de Logroño. Tres años después, el entrañable Manolo ha muerto a los 71 años.

El hostelero regentó el conocido local hasta 2018, cuando sirvió sus últimas ensaladas con tomate y sardinas con guindilla. Se retiró acompañado de compañeros del sector y clientes de la mítica taberna logroñesa. En su último día reveló el secreto del éxito: “Estar rodeado de buena gente”. 

Comenzó su carrera muy joven aprendiendo el oficio junto a grandes maestros. Según reveló el blog ‘Logroño en sus bares’, “con 14 añitos ya ejercía de recadero en el negocio familiar, el añorado Mere de la travesía de San Juan, que defendían sus padres Manolo y Consuelo”.

Manolo también trabajó con sus suegros, Jacinta y Tomás, en un almacén de vinos que fundaron ellos mismos en Murrieta. A Tomás, llegado de Tudelilla, le apodaban ‘el soldado’, y de ahí el nombre del local que después regentó Manolo.

En la calle San Agustín, Manolo regentó ‘El Soldado de Tudelilla’ siguiendo la tradición familiar y poniendo en práctica todo lo aprendido con sus padres y sus suegros. Lo hizo durante más de cinco décadas, impulsado “por las ganas de trabajar”. Recibió el aplauso unánime en el adiós más emocionante.

Adiós al 'soldado' del Laurel

En el lugar donde Manolo dejó su huella, sigue la placa de la Asociación Hosteleros de la Zona de Laurel: “Las tropas hosteleras de La Laurel en agradecimiento a los 55 años de combate de Manolo García Nájera, el soldado que tuvo por armas sardinillas y guindillas y batalló por preservar el vino en porrón”.

Fue la placa que descubrieron en el sentido homenaje al hostelero cuando este se retiró. Embargado por la emoción, Manolo se sintió “muy afortunado” de estar “arropado por toda esta cuadrilla de amigos”. Ese día estuvo rodeado de sus amigos, de compañeros del sector, y de las autoridades locales.

Desde que tomó la decisión de jubilarse y cerrar su establecimiento, García contó los días “como en la mili, un día menos, un día menos·. Pero “al llegar el día dice joder, es duro”, reconoció. Durante años se preocupó de satisfacer a la clientela, y ese día le dieron las gracias.

Durante décadas, ‘El Soldado de Tudelilla’ fue uno de los locales más emblemáticos de la zona de bares de La Laurel. Su especialidad eran la ensalada de tomate y las sardinas con guindillas, “porque son las de toda la vida”. El local fue el buque insignia de la zona de vinos y pinchos por antonomasia de la capital riojana.

Tres años de jubilación

Manolo inició su andadura con 14 y dijo adiós a la profesión con 68 años. Por su local vio pasar por la barra de su local al actor Jorge Echanove, al exministro de Hacienda Cristóbal Montoro y al histórico socialista Alfonso Guerra. “Echanove sabe mucho de vinos, a Montoro le gusta el picante y Guerra estuvo comiendo sardinas”, desveló.

Durante los últimos tres años, Manolo ha podido disfrutar de la jubilación sin despegarse del todo de los negocios. Antes de dejarlo dijo que echaría de menos a su clientela, pero que había llegado el momento de disfrutar. "Lo único que sé es que no voy a ser como esos jubilados que se van a Benidorm", bromeaba.

Aquel día tan especial en que todos le dijeron adiós, recordó con emoción los inicios: "Ahí estoy en La Chatilla, el bar de mi abuelo Moisés, todos los nietos ayudábamos haciendo pequeñas cosas". Luego llegó 'El Soldado de Tudelilla', que ha marcado toda su vida y donde se hace el silencio marcado por el luto y el dolor.