Un hombre con camiseta blanca en una montaña

La otra pandemia mortal que se está disparando entre los jóvenes

Es fundamental la prevención para evitar males mayores

El COVID-19 no es la única pandemia con la que tienen que lidiar los jóvenes españoles. En nuestro país el suicidio es la principal causa de muerte no natural entre los 15 y 29 años.

Unas cifras alarmantes en nuestro país

En 2019, 3671 personas se quitaron la vida en España, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Estas cifras muestran que el suicidio es ya la primera causa de muerte no natural en nuestro país. 

No están todavía los datos definitivos de 2020. No obstante, se sabe que en los meses con un confinamiento más estricto, el suicidio se mantuvo como la primera causa de muerte no natural. Más de 1300 personas se quitaron la vida, un 8,8% menos que en el mismo periodo del año anterior.

No obstante, los expertos temen que la suma final de decesos anuales por este motivo crezca.

“La pandemia ha aumentado los factores de riesgo asociados con el suicidio, que van desde crisis económicas, incertidumbre, problemas de acceso a la atención médica…”, explica a EFE Celso Arango.

Este presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría señala que la cifra que se ha disparado notablemente durante la pandemia del COVID-19 es la que incluye a los más jóvenes.

Durante estos meses ha habido una tendencia especialmente alarmante de personas entre 15 y 29 años. Se ha producido un incremento del 250% de los intentos de suicidio en este periodo y rango de edad, según ha advertido Carmen Barceló, psicóloga clínica del Hospital Quirónsalud Málaga. 

Existen evidencias de que en este segmento de la población han aumentado las hospitalizaciones por ideaciones suicidas. Además, expertos del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid apuntan que crecieron en un 250% las consultas sobre suicidio en el colectivo adolescente a causa de la pandemia. 

“El adolescente magnifica las cosas, es incapaz de proyectarse ante el futuro: piensa que o todo va a ir muy bien o todo va a ir muy mal”, señala Celso Arango.

Los especialistas relacionan el incremento de los datos con la explosión del coronavirus y sus consecuencias, sobre todo entre adolescentes.

Estos "han visto muy limitadas herramientas de socialización fundamentales para su desarrollo", aseguran los expertos. 

En España, lamentablemente se producen una media de diez suicidios diarios, uno cada dos horas y media. El Observatorio del Suicidio en nuestro país señala que las muertes por este motivo duplican ya las de los accidentes de tráfico, multiplican por 13 los homicidios y por 67 la violencia de género.

Los adolescentes, uno de los grupos más perjudicados por las medidas frente al COVID-19

Juan José Carballo Belloso, psiquiatra del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Gregorio Marañón, añade que en este tiempo los adolescentes han visto limitada su capacidad de tomar decisiones.

Estos han estado en casa encerrados con muchos límites a la interacción con otras personas. Esto hay que sumarlo a las situaciones previas que podían tener ya estos niños en sus hogares y a las presiones económicas y sociales que han podido vivir los padres.

“La señal de alerta más grande en los adolescentes es cuando ven la muerte como la única salida posible. Hay que atenderlo porque no es una llamada de atención”, subraya este psiquiatra.

Además de aumentar los factores de riesgo asociados al suicidio, la pandemia del COVID-19 ha sacado a la luz las grandes carencias de la atención a la salud mental. Tan solo se destina un 5% del presupuesto global a este asunto, una cifra inferior a la media europea, 7%.

Ante tal escenario, lo mejor es la prevención. Por eso, el 10 de septiembre se conmemora el Día Internacional para la Prevención que tiene como lema 'Crear esperanza a través de la acción'.

Según Barceló, en la mayoría de los casos se pueden identificar señales de alarma que sirven para poder intervenir ante un posible caso de suicidio.

"Es erróneo determinar que la mayoría de las personas que se suicidan quiere morir", explica. Para ella, la mayor parte de las personas con conductas suicidas lo que desean es liberarse definitivamente de su situación de crisis.

"Hablan de la desesperación asociada a ese momento vital de crisis. Lo que no quieren es vivir de la manera en que lo están haciendo”, apunta esta experta.

“Si la situación de vida cambia, probablemente su deseo de muerte también lo haga. Por ello, es fundamental detectar esas crisis para buscarles solución", añade Barceló.

De hecho, la psicóloga de la Unidad de Terapia, Rehabilitación y Psicología de Quirónsalud Málaga, estima que "el 75 por ciento de las personas que han consumado el suicidio hicieron alguna advertencia previa”.

La importancia de estar alerta

Entre las señales ante las que se debe prestar especial atención, la psicóloga Carmen Barceló advierte algunas verbales. Los comentarios negativos sobre uno mismo o su propia vida, así como verbalizaciones relacionadas con el acto suicida o la muerte son temas a tener en cuenta.

Además, esta experta aconseja estar pendientes de señales no verbales como cambios repentinos de conducta entre los que pueden encontrarse un aumento de irritabilidad o cerrar cientos asuntos sin motivo alguno, entre otros.

En cuanto a los factores que hay detrás de estas conductas suicidas, hay que destacar la presencia de una enfermedad mental, crónica y otros factores psicológicos.

Es importante dar visibilidad y desestigmatizar los trastornos mentales. Hay que normalizarlos para que las personas que los padezcan no sientan vergüenza y pidan ayuda cuando lo necesiten.

"Hoy en día, hay teléfonos con atención 24 horas que dan soporte emocional en momentos de crisis y ponen en marcha el llamado plan de seguridad que corresponda en cada caso”, señala Barceló.

Además, subraya que “existen asociaciones especializadas en prevención e intervención con los que se puede contactar en el momento que lo deseen". Estas también ayudan a sus familiares y amigos para que reciban información sobre cómo actuar.

En España, más de la mitad de las personas con trastorno mental que necesitan tratamiento no lo reciben y un porcentaje significativo no recibe el adecuado. En España hay 9,6 psiquiatras por cada 100 000 habitantes, una cifra muy por detrás de países como Polonia, Finlandia y Bélgica con 24, 23 y 20 respectivamente.

Asimismo, en nuestro país hay adolescentes que esperan un año entero para poder ingresar. De hecho, hay comunidades autónomas en las que ni siquiera existen centros de día de salud mental especializados para adolescentes, señalan los expertos.

“Es vergonzoso. Ahora la gente se ha dado cuenta de que tenemos un sistema sanitario que es muy débil”, añade Celso Arango.

Por su parte, el psicólogo clínico Javier Jiménez, del Colegio de Psicología de Madrid, subraya que el sistema está cada vez más privatizado y que durante el confinamiento se cerraron recursos. De hecho, se dejó en casa a muchas personas que deberían estar hospitalizadas.

Además, recuerda, no hay en España ningún número público dependiente del Ministerio de Sanidad o de las comunidades autónomas para la atención psicológica y la prevención del suicidio. Esto está en manos de voluntarios, ONG y entidades