Montaje con fotos de Bernardo Montoya y Laura Luelmo

El grito de Bernardo Montoya en el juicio por el crimen de Laura Luelmo

El único acusado defiende su inocencias a pesar de que todas las pruebas le apuntan a él

Cuando fue detenido horas después de aparecer el cuerpo sin vida de Laura Luelmo, Bernando Montoya confesó ser el asesino. Pero en estos tres años en la cárcel ha cambiado varias veces de versión. Y ayer, en el segundo día del juicio, llegó a la Audiencia Provincial de Huelva al grito de “soy inocente”.

El lunes arrancó el juicio por el crimen de la maestra zamorana de 26 años Laura Luelmo. Todas las pruebas señalan a Bernardo Montoya, que se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable. Sin embargo, el único acusado quiere demostrar que él no tuvo nada que ver y señala como culpable a su expareja.

Según esta versión, su pareja de entonces, Josefa Carmina Garrido, mató a Laura por celos. Por eso ayer, al llegar a la Audiencia Provincial, Montoya lanzó un grito a los allí congregados: “Soy inocente”. Ya en la sala, el acusado pudo escuchar a los testigos que aportaron pruebas de su culpabilidad ante el tribunal.

Todas las pruebas le apuntan

Bernardo Montoya llegó ayer a las 10 de la mañana a la Audiencia Provincial, esposado y proclamando su inocencia a los cuatro vientos. Está acusado de haber secuestrado, violado y matado a Laura Luelmo el 12 de diciembre de 2018. Laura hacía pocos días que había llegado a El Campillo y se instaló enfrente del presunto asesino.

Montaje con fotos de Bernardo Montoya y Laura Luelmo
Laura Luelmo murió a manos del 'monstruo' Bernardo Montoya | LND

La versión de la Fiscalía apunta que Bernando Montoya abordó a la joven cuando volvía de la compra, la metió en su casa y la agredió brutalmente. Le propinó hasta 40 golpes, la violó y la estranguló. Luego la llevó a un descampado donde le golpeó la cabeza con una piedra para rematarla, y abandonó allí su cuerpo.

Ayer declararon varios testigos del caso, entre los cuales 17 agentes de la Guardia Civil que participaron en la búsqueda de Laura. Estos han presentado pruebas al tribunal que preside Florentino G. Ruiz Yamuza. El juicio se celebra a puerta cerrada por petición de la familia de la víctima, para preservar su intimidad.

Sostiene que no la violó

Según ha revelado el abogado de la defensa, Bernardo Montoya se ha reafirmado en su inocencia. “Sostiene hasta la muerte que él no violó a la joven” y pone como argumento su supuesta “impotencia sexual”. Pretende así esquivar este delito, a pesar de que la autopsia confirmó que la víctima había sido víctima de abusos sexuales.

Sobre el delito de asesinato que pesa sobre él “todavía no se ha hablado”, pero Montoya está dispuesta a hablar cuando toque. Se declaró culpable de la violación y asesinato de Laura Luelmo durante el primer interrogatorio. Pero meses después cambió su versión para culpar a su expareja, Josefa Carmina.

Foto de Laura Luelmo
Laura tenía 26 años y la docencia era su gran vocación | Cedida

Según esta versión, Josefa mató a Laura en un ataque de celos y él decidió encubrirla y ayudarla. Solo cuando se vio ante la acusación de asesinato decidió decir la verdad “para no comerse ese marrón”. Su expareja fue investigada, pero aportó una sólida coartada ya que el día del crimen estaba en un centro de drogodependencia.

Es el único acusado

La verdad es que Bernardo Montoya es el único acusado por el crimen de Laura Luelmo. Piden para él la prisión permanente revisable, más 20 años por detención ilegal y 12 por agresión sexual. Hay que recordar que el acusado es reincidente, ya que fue condenado hace años por el asesinato de una anciana.

Hoy se retomará la sesión con la declaración de 6 médicos forenses y varios agentes de la Guardia Civil. Mañana comparecerán más efectivos de la policía, forenses y un psicólogo. Luego las partes presentarán sus informes finales, y el jurado popular tendrá que valorar la culpabilidad o inocencia del acusado.

Laura Luelmo era una profesora zamorana que en diciembre de 2018 se había trasladado a El Campillo (Huelva) para empezar un nuevo trabajo. El día antes de ser asesinada envió un mensaje a su novio porque tenía miedo de su vecino de enfrente, Bernardo Montoya. Al día siguiente fue asesinada, y su cuerpo apareció cinco días después.

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