Primer plano de Sandra Palo

El infierno de la madre de Sandra Palo: ‘A mí nadie me llama para una serie’

Hace 18 años que tres jóvenes violaron y mataron a su hija en un descampado de Getafe

La vida de María del Mar Bermúdez se detuvo el 17 de mayo de 2003, cuando tres menores y un adulto violaron y mataron a su hija en Getafe (Madrid). El salvaje crimen de Sandra Palo marcó un antes y un después en la historia criminal de España. Pero su caso ha ido quedando poco a poco en el olvido.

Desde que perdieron a Sandra, sus padres y sus hermanos no levantan cabeza. Sobre todo su madre, María del Mar, que apenas sale a la calle y que vive atrapada en aquella fatídica noche. Siente, con tristeza, que el nombre de su hija queda eclipsado por el de otros casos más mediáticos.

“He visto la docuserie de Rocío Wanninkhof y la de Marta del Castillo”, confiesa en El Confidencial, “pero a mí de momento nadie me ha ofrecido hacer nada, ni Netflix ni nadie”. Ella y su marido Francisco siguen viviendo en Getafe. Se dedican a cuidar a sus tres nietos, y a velar el inagotable recuerdo de Sandra Palo.

La muerte de Sandra Palo

La vida de esta pareja dio un vuelco la mañana del 17 de mayo de 2008, cuando recibieron la noticia de la muerte de su hija. Horas antes, cuatro jóvenes la habían abordado en una parada de autobús, la violaron, la atropellaron hasta en quince ocasiones y la quemaron viva. Tres de los autores tenían entre 14 y 17 años.

Montaje con el Rafita y la madre de Sandra Palo
El asesino de Sandra, 'El Rafita', y la madre de Sandra, María del Mar | LND

Al ser menores pasaron unos años en un centro y salieron a la calle. El caso sirvió para remover conciencias sobre la necesidad de cambiar la ley del menor. María del Mar Bermúdez se convirtió en una madre coraje, entre el dolor de perder a una hija y el empeño por hacer justicia.

María del Mar unió fuerzas con otros padres como los de Marta del Castillo, Mariluz y Ruth y José. Llevaron al Congreso varias propuestas para introducir la prisión permanente revisable y cambiar la ley del menor. “Pero ningún partido nos escuchó”, dice resignada.

Una depresión y cuatro infartos

María del Mar y Francisco, que llevan juntos desde que tenían quince años, siguen viviendo en el barrio de Getafe, donde pasó todo. Ella no ha vuelto a ser la misma de antes y vive encerrada en casa porque “es el único lugar donde me siento segura”. Él tuvo cuatro infartos los meses siguientes al asesinato de Sandra.

Cuando pasó todo, María del Mar se quedó sin trabajo porque no quisieron renovarle el contrato. Después tuvieron que operarle de la rodilla y entró en una depresión que le producía ataques de ansiedad. Ella y Francisco acabaron recibiendo una pensión por la larga enfermedad que les impide trabajar.

Montaje con El Rafita y Sandra Palo
El Rafita violó y mató a Sandra Palo en 2003 | LND

Ahora, además, han tenido que hacer frente al coronavirus. María del Mar lo pasó con síntomas leves, pero su marido estuvo ingresado y le han quedado secuelas. Los dos viven volcados en sus tres nietos, y la más pequeña de todos lleva el nombre de su tía: Sandra.

Ya no confía en la justicia

María del Mar Bermúdez vive con la angustia de pensar que a sus nietos les puede pasar algo malo. “Ya no confío en la justicia, y más viendo lo que ha pasado recientemente en Lardero con el pequeño Álex”, afirma. “Ese hombre no debería haber salido nunca y menos aún vivir cerca de un colegio y un parque”.

Ella y su marido grabaron un vídeo para los padres del pequeño Álex, “para que sintieran que estábamos con ellos”. La madre de Sandra Palo nunca ha vuelto a ver a los asesinos de su hija en persona. Solo una vez estuvieron frente a frente con ‘El Malaguita’: “Ni siquiera bajó la mirada”.

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‘El Rafita’, uno de los asesinos de Sandra Palo, tenía 14 años cuando cometió el crimen. En todos estos años ha sido detenido 22 veces, la última hace apenas unos días en Madrid. El suyo fue un caso flagrante de mano de blanda de la justicia con menores que no se pueden reinsertar.

Una luz de esperanza

Quienes tampoco han vuelto a ser los mismos son los hermanos de Sandra, Jessica e Ismael. De hecho, el día que Sandra desapareció Ismael celebraba la primera comunión. Poco después llegó la terrible noticia, y aquel día cambió para siempre a aquella familia.

Sandra tenía una discapacidad psíquica y aquella noche volvía de un taller ocupacional. “Nos dijo que cogía el autobús y que venía de camino, y yo le dejé la ropa preparada para que solo tuviera que vestirse e ir a la comunión”, recuerda María del Mar.

Ahora ve con ilusión como “muchos estudiantes de derecho se interesan por el caso de Sandra. Esos chicos, cuando ocurrió lo de Sandra, eran muy pequeños. Lo cual significa que han conocido el caso y que sigue muy vivo”.

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