Anabel Pantoja y Omar Sánchez en el plato de GH VIP

El difícil reto de Anabel: superar las otras bodas del clan Pantoja

Anabel Pantoja está a punto de pasar por el altar con Omar Sánchez, pero tiene varios retos que afrontar

Tras la odisea que ha supuesto para Anabel Pantoja pasar por el altar con Omar Sánchez, parece que por fin puede respirar tranquila. El día más importante de su vida ha llegado, y lo cierto es que tiene que competir con las otras bodas del clan.

Para empezar, la icónica e inolvidable boda de la tonadillera con Parquirri, que se convirtió en un momento histórico para el mundo de la farándula. 

La boda de cuento de hadas de Isabel Pantoja y Paquirri

Pantoja se preparó en su domicilio con la ayuda de su madre y madrina, doña Ana. Uno de los detalles más importantes para cualquier novia es su vestido, y en el caso de la tonadillera, fue confeccionado con mucho mimo.

Un vestido raso, con escote barco y una cola de siete metros, que necesitó de 200 horas de trabajo. Además, estaba valorado en 800.000 pesetas de la época.

"Completaba su elegante atuendo nupcial con una diadema de brillantes que hacía juego con los pendientes", señalaba la revista ¡Hola! al respecto. 

"Y la pulsera que le ofreciera Paquirri como regalo de petición de mano. Por supuesto, no faltaba el tradicional ramo de azahar blanco en sus manos". 

De momento, no sabemos cómo será el vestido de novia de Anabel, pero seguramente también nos sorprenderemos y ella hará gala de su estilo y personalidad. 

Respecto al momento en el que sellaron su amor, Isabel llegaba a la iglesia "en una carroza tirada por cuatro caballos".

"Y junto a la novia y el padrino iban los dos hijos, Francisco y Cayetano, que el torero tuvo de su anterior matrimonio con Carmen Ordóñez, que portaban las arras y los anillos". Mientras tanto, "Paquirri hizo lo propio en otra carroza y acompañado por la madrina".

Lamentablemente, Anabel no podrá contar en su boda con la presencia de los hijos de Kiko Rivera, a los que quiere como si fuesen sus sobrinos. Tanto el Dj como su mujer, Irene Rosales, decidían no asistir al enlace.

Otra diferencia muy grande es que la expectación que levantó la boda de Pantoja y su 'Marinero de luces' les hizo muy difícil llegar hasta el altar.

"Los novios tardaron tres minutos de reloj en cubrir los escasos 50 metros que distan desde el atrio de la iglesia hasta el altar". 

La ceremonia duró media hora "y las lágrimas de emoción discurrieron por las mejillas de la novia cuando Paquirri pronunciaba el rotundo 'sí' de su aceptación como esposo". 

Sin duda, un momento inolvidable y que Isabel jamás olvidará. Aunque, "si la entrada al templo fue agobiante para la pareja, la salida resultó más angustiosa si cabe".

"En varias ocasiones fue pisada la cola del vestido de la novia por el público y gestos de dolor se dibujaron en su rostro. Tanto fue así que al llegar al monasterio de los Jerónimos, donde se ofreció la cena nupcial, Isabel sufrió un ligero desvanecimiento, del que afortunadamente no tardó en recuperarse", remarca ¡Hola!

Los invitados definieron el evento como un auténtico cuento de hadas. "Es una boda que se ha convertido en espectáculo popular y que tiene todos los ingredientes para que sus protagonistas sean felices. Son dos personajes auténticamente de novela".

Kiko Rivera e Irene Rosales, un 'sí quiero' lleno de mucha emoción

El matrimonio de Kiko Rivera ha estado lleno de idas y venidas, y es que el Dj e  Irene Rosales han tenido que luchar contra muchos obstáculos. Empezando por las adicciones e infidelidades del hijo de Isabel Pantoja y los golpes que han recibido en los últimos años.

Su boda, que se celebraba hace ya casi cinco años, estuvo llena de emoción y lágrimas. El enlace supuso un momento de inflexión dentro de la familia. "Después de largos tiempos difíciles, de vientos en contra, de tormentas, huracanes y terremotos mediáticos, judiciales y familiares… volvía la paz, la calma, la armonía… pero, sobre todo, la felicidad".

Ese día tan especial, Kiko lograba reunir a las personas más importantes de su vida. 

Sus dos hijos, Ana y Francisco (Carlota llegaría dos años después); sus tres hermanos (Francisco, Cayetano e Isa); su adorada yaya, doña Ana, que acaba de fallecer; sus tíos y su prima Anabel.