Kiko Matamoros triste con la mirada perdida

El síndrome de Peter Pan que afecta a Kiko Matamoros y otros colaboradores de Sálvame

Kiko Matamoros y María Patiño han manifestado abiertamente su miedo a envejecer

Varios de los colaboradores de Sálvame, entre los que incluyen  María Patiño o Kiko Matamoros han manifestado abiertamente su miedo a envejecer.

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Algo comúnmente relacionado con  El síndrome de Peter Pan, que es un miedo a crecer o afrontar responsabilidades. Por ello, los afectados no aceptan su edad.

Según un experto, el síndrome también estaría muy relacionado con un comportamiento impulsivo o infantil.

 

"Por ejemplo, le pongo intensidad a ciertas situaciones. Una exageración de logros, presumir de ciertas cuestiones. Que los demás conozcan mis hazañas, de tal forma que es más importante lo de fuera que lo de dentro", señalan.

Además, se incluye una preocupación excesiva por el aspecto físico, tener 60 años pero pretender aparentar 15. "Cuando busco aparentar las arrugas o hago horas y horas de gimnasio, eso es una clara muestra", remarca un psicólogo.

Kiko Matamoros con los ojos bien abiertos mostrando un rostro de sorpresa o incredulidad
Kiko Matamoros no tiene miedo a operarse las veces que haga falta | GTRES

Algo que Kiko cumple a rajatabla, habiendo invertido una gran cantidad de dinero. "Yo lo que estoy viendo es la pasta que me he gastado. Me estoy poniendo malo y me va a subir la tensión otra vez", comentaba en una ocasión.

Aunque tiene claro que ha merecido la pena. "Estoy contento de cómo estoy. Me machaco mucho en el gimnasio y cuido la alimentación, pero es una ayuda. Hay pocos de 64 años que puedan decir que están como yo".

En total, el colaborador se habría arreglado la nariz, hecho un lifting facial, transplante de cejas, pinchazos varios y una marcación abdominal.

"Tengo la cara llena de morados e hinchada porque me acabo de pinchar y no he podido ni maquillarme, no me ha dado tiempo", explicaba tras aparecer con la cara deformada en el Deluxe.

Y también incluiríamos el narcisismo: "No miro el futuro porque me da miedo. Vivo el segundo y lo quemo. Está más pendiente de uno mismo, no muestra interés real por las personas de su alrededor".

Eso, sumado a que "se creen por encima de las normas, porque no les gusta acatarlas". Unas características que muchos asocian Matamoros, quien parece estar muy preocupado por sumar años al calendario.

"Fíjate si acepto mi edad, que llevo un tatuaje en mi espalda que pone: Fabricado en 1966", ha señalado algo molestado el tertuliano.

Según él, lo único que le preocupa es dejar de estar en forma y que el paso del tiempo haga mella en su vitalidad. Además de la gran diferencia de edad con su novia, Marta López Álamo, de la que le separan más de veinte años.

"Me gustaría tener 24 años para pasar toda la vida junto a mi pareja, pero sé la edad que tengo y la acepto. Por eso organizo mi vida según la edad que tengo, aunque intento retrasar el envejecimiento", ha reconocido el colaborador.

María Patiño reconoce su miedo a envejecer

Por otro lado, eso es algo que Matamoros parece compartir con su compañera de Sálvame, María Patiño.

Ella ya ha reconocido abiertamente tener el Síndrome de Peter Pan. Motivo por el que no ha dudado también en hacerse numerosos retoques para mejorar su aspecto. "Estoy absolutamente pinchada entera. Creo que tengo el síndrome de Peter Pan".

Primer plano de María Patiño
María Patiño ha pasado varias veces por quirófano | GTRES

Y es que Patiño nunca ha escondido las operaciones estéticas que se ha hecho. De hecho, la presentadora  de Socialité se ha arreglado la nariz, los pechos e incluso se ha hecho un lifting en el cuello y en la barbilla para que desaparezca la papada.

Sin embargo, no se atrevió a pasar por quirófano hasta que superó sus problemas de alimentación. "Gracias a una terapia logré solventar los problemas que tenía vi que era el momento de poder hacerme algo", admitía.

De esa forma, el primer retoque se lo hizo para corregir la punta de la nariz. Y un año después se sometió a una intervención para reducir el caballete. "En mi primera intervención me hice la punta de la nariz y al año me hice el tabique, porque si no me tenía que pinchar en la punta de la nariz cada seis meses y me dolía muchísimo".

Eso, sin contar con que se cuida mucho y es adicta a los batidos de proteínas. Motivo por el cual puede presumir de cuerpazo.

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